jueves, 9 de agosto de 2018

Pidiendo la palabra

(De Sergio Schvening)


"Pero al cabo de los siglos los hombres advirtieron que 
entre las cosas y sus nombres se abría un abismo. 
(...) Mas las palabras son rebeldes a la definición. 
Y todavía no cesa la batalla entre la ciencia y el lenguaje." 

Octavio Paz, El arco y la lira. 

1.
 CREACIONES. PALABRAS Y DIBUJOS
Tiramos las bicicletas sobre el pasto y nos acomodamos mientras mirábamos lo indescriptible del lago. Quique, tenía una habilidad sorprendente para memorizar frases, aunque que muchas veces llevaban al hastío. Buscó de la mochila su cuaderno para escribir, mientras yo sacaba el mío para dibujar. Notamos tener una postura similar. Mientras yo intentaba dominar el pulso a la hora de realizar un trazo -pues prefiero las definidas a las líneas peludas-, él, solía parafrasear a otro tipo, diciendo que «es inútil intentar escribir a menos que se sientan fuertes las rodillas.». Evocaba el valor de la postura hecho dogma. Cada cual en silencio -¿qué somos sin el silencio?- intentaba darle cuerpo a esa cosa que veíamos usando distintos lenguajes -y, ¿qué somos sin el lenguaje?-. Cada trazo que daba era una pala que sepultaba infinitas posibilidades, y, claro, delineaba un espacio contingente para otras tantas. Sin embargo no me perturbaba el miedo a decidir: lo que sentimos, de algún modo, nos justifica. Nos salva… no sé de qué, de la vergüenza de estar en este mundo quizás. Fingir que algo de nosotros no va a morir, es decir, hacer perdurar un algo de nosotros, es justificar nuestro raciocinio y librarnos un poquito, casi nada, de la muerte. Saber de antemano este absurdo nos vuelve irónicos: jugamos y pensamos con estos artificios (las palabras, la música, las danzas, entre otras formas de lenguajes) sólo para pasar el tiempo. Por ello, evitamos repetir la realidad, sino que mentimos lo más honestamente posible. Es, en definitiva, lo que le exigimos al arte, es que nos dé algo nuevo para que nos pueda transformar, que impulse nuestro pensamiento. Esa es su belleza. Había notado que Quique dejó de escribir hace largo rato. Pispeo su cuaderno y reconozco un poema de Roberto Juarroz en el centro de una hoja completamente en blanco: El mundo es un llamado desnudo, una voz y no un nombre, una voz con su propio eco a cuestas. Te jodieron, pichón. No hay.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Blog del taller de lectura y escritura creativa coordinado por Bárbara Alí y Roxana Molinelli

es único el cuerpo

(de Mónica Candia) Una vez más recorre rincones perdida mira el cielo busca miradas lo toma, lo balancea, lo llora golpea y ...